26 de agosto de 2010
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27 de julio de 2010
CUENTO GANADOR CONCURSO REVISTA LE
Solemos sentarnos a mirar sin ver (o quizás intentando ver a todos), a preocuparnos por la hora que perdemos y las cosas que dejamos de hacer, sentarnos a esperar y desesperar cuando los ojos fatigosos sólo buscan esa figura de siempre; entonces un gesto que se aproxima al tuyo y vuelta a ver… no, no sos vos… Otro minuto que sobra, otro minuto que después nos reprochamos falta para esas cosas que tenemos que hacer. Che, ya es tarde, ¿dónde estás? ¡Ahí! ¡Por fin te veo...
Solemos rendirnos ante la comisura de los teatros, en los frívolos espectáculos de las imprecaciones simuladas, hasta entrecerrar los ojos para cubrirnos del golpecito, de la cachetada también simulada, que pierde fuerza al llegar al rostro a deshacerse en caricia. Y otra vez el frívolo espectáculo de achicar los ojos, de fingir la lágrima y necesitar la disculpa; por supuesto: los mimos, los roces interesados de gato, el abrazo profundo, quizás el beso de pez. Aunque preferimos el silencio seco, sí, pero tibio, del abrazo; el beso no nos deja pensar en el otro: pensamos en las bocas que se mezclan, que podrían tragarse, el calor que nos precipita…
24 de julio de 2010
Para Sathya con todo el amor del mundo: Reciénvenida, 21 de Julio de 2010
Creerás que el tiempo pasa rápido
Que el buen recuerdo puede doler
Pero has venido a recordarnos que no es tan malo crecer
Verás que hay días con espinas
Y que puede doler vivir pero recuerda que cada día
El mundo amanece en ti.
Vendrá el futuro a verte
Cualquiera de estos días
Y tendrás en tus manos, lo que nunca tuvimos siempre quisimos
La esperanza de un mundo con los mares azules
Sin fieros huracanes o desbordados ríos
No habrá hombres que mueran sin panes ni milagros
Y en la pared de enfrente verás que alguien ha escrito
Un saludo de paz, un buenos días, un pájaro
Con las alas abiertas para volar sin cielo
Cuando las sombras se alarguen y te toquen con sus manos
Recuerda que siempre hay alguien que te anda buscando
Para pintar el futuro, ya ves, alguien como tú
Con quien compartir el vuelo y emborracharte de luz
Vendrá el presente a verte
Con hambre de futuro
Ese mañana incierto que algún día intuimos
Que tú harás cercano más humano y abierto
Más real, más igual, más justo y más limpio
Será obligatorio escribir poesía
Y la palabra amor como si fuera vino
Tendremos que beberla obligatoriamente
Con cada trozo de pan partido y compartido
Quise escribirte una canción para enseñarte a vivir
Eres un recién llegada
Y yo ya soy tu APRENDIZ.
(I. Serrano)
de Parte de Mauro, Laura y Ailyn.
18 de julio de 2010
El Concurso de Cuentos del Centro del Conocimiento ya tiene ganadores
El miércoles 14 de julio, el jurado conformado por Raúl Novau, Javier Chemes y Karina Lemes llegó a la decisión final de premiar con el primer puesto al cuento "Beso de pez" de Bellar Muller (Diego Roberto Godoy). Para el segundo puesto se seleccionó el texto “Tiburones” de Tito (Walter Tresols).
El primer puesto será premiado con una computadora y la publicación del cuento en la Revista Le. Mientras que el segundo obtendrá la publicación del texto en la Revista Le, en uno de los siguientes números.
El Centro del Conocimiento, a través de su Revista Le y de las demás actividades, pretende generar un espacio para la publicación de las producciones de artistas locales y nacionales, es por ello que gracias a la repercusión de este concurso se planea realizar propuestas similares en el futuro.
Esta institución agradece profundamente la colaboración del jurado compuesto por docentes universitarios y escritores de la provincia.
10 de julio de 2010
FOGWILL
"No hay más recurso, para testimoniar una gran marcha sobre la superficie de los textos, que marchar y seguir marchando por ellos sin caer en el abismo opaco de los significados, sin trepar a los vaporettos luminosos que prometen el confort de las escuelas, los métodos, el despótico dictamen de las musas de turno y las esperanzas del gran público extraviado, en las tribunas de ese gran circo incandescente de las letras."
15 de junio de 2010
Enciclopedia a la Hoguera de Pablo de Santis (Fragmento)
Estimados blogistas: he aquí un fragmento de otro texto recomendado para leer...
«La primera edición de la Enciclopedia fue un fracaso. Encontré un ejemplar en una biblioteca de barrio a la que la gente donaba los libros más viejos, los más olvidados, los que nadie leería jamás. Yo era el bibliotecario, le pasaba un trapo a los libros y los acomodaba después en los estantes, clasificándolos según criterios que a menudo entraban en contradicción. El acto de recibir los libros y ubicarlos tenía algo de funeral. Cuando completaba uno de los altísimos estantes, desde el último peldaño de la escalera de metal, leía en voz alta los títulos de los libros como para despedirlos antes de entregarlos a la espera insensata de lectores imposibles y al polvo que pronto cubriría.
No recuerdo la cara de la persona que vino a donar la Enciclopedia. Me parece que era una mujer; sí recuerdo que ese día llovía y que la dueña del libro no lo había protegido durante el viaje, porque el ejemplar, publicado unos años atrás, llegó con sus páginas en húmeda expansión. Lo acompañaban un par de novelas policiales y un manual de historia antigua. Acomodé enseguida esos libros en los estantes más bajos; pero apenas miré la tapa de cuero gastado del otro volumen y el nombre del autor –un desconocido-, pensé que los estantes superiores, aquel cementerio de libros, eran su destino. En la portada sólo se leía la palabra Enciclopedia en letras góticas y el nombre de su autor: Gabriel De María. Al principio no comprendí cuál era el tema de aquel enorme libro, con sus palabras ordenadas alfabéticamente (bastaba una ojeada para sospechar que no se trataba de una enciclopedia tradicional). Pronto descubrí que era un tratado sobre la vida de su autor. ¿Pero a quién podía importarle la vida de un desconocido?
En esa época yo era nuevo en la ciudad (…) y tenía un solo amigo, Arturo Lagos, que me había conseguido el trabajo en la biblioteca. (…) Arturo coleccionaba libros raros; cuando yo recibía en donación algún ejemplar que pudiera interesarle caminaba un par de cuadras y se lo dejaba en su imprenta. (…) Lagos había impreso una segunda edición del libro. Eran quinientos ejemplares en papel barato. Para la portada, Arturo había elegido.
Más raro aún que su éxito y las torpes imitaciones que se sucedieron es el modo cómo la Enciclopedia ganó enemigos furibundos. Un grupo números y variado se reunió alrededor de su odio por al Enciclopedia y por su autor. Así comenzaron las periódicas quemas de ejemplares, que ya forman parte del rico acervo cultural de nuestro pueblo.
Pero quién fue realmente De María? No lo sé: todos los papeles ajenos al libro (las cartas, el Diario íntimo, las instrucciones de su autor par el uso de la Enciclopedia) resultaron tan falsos como aquellos primeros informes que cayeron sobre el escritorio de Lagos. Por eso lo que yo me propuse no es revelar la identidad de De María, que acaso no importe, sino escribir su primera biografía.
La tarea no fue fácil: el orden alfabético engaña al lector y le impide organizar los hechos en el tiempo. De María jamás escribe una fecha: todo parece ocurrir al mismo tiempo, como si su vida fuera un presente perpetuo, más un espacio por recorrer en cualquier dirección que una sucesión de hechos. (…)
En cuanto a la única foto del autor que se conserva no dice casi nada. Gabriel debe tener ahí unos cinco años y esta disfrazado del Zorro; tal vez las playas que tiene a sus espaldas sean las de Mar del Plata, en algún carnaval de hace treinta años. El chico sonríe con desconcierto a la cámara, una mujer pasa veloz por el fondo. Su propio libro cuenta que a esa edad Gabriel solía reunir en su cuarto grupos de cosas según un criterio secreto que sus padres no acertaban a descifrar. Comenzaron a creer que sufría algún grave disturbio mental. Por la puerta entreabierta observaban con terror cómo Gabriel pasaba las horas clasificando los objetos que había elegido: autitos, un tenedor, un soldado de plástico, un reloj roto, libros, una llave.
Un día hubo una fiesta de disfraces en la casa y una niña vino vestida de hada. Ofreció adivinar cualquier cosa que le preguntaran; los padres de Gabriel, con una imprevista fe en lo imposible que a ellos mismos los sorprendió, le pidieron una respuesta sobre las tribus de objetos que su hijo reuní. La adivina entró en la habitación, miró las cosas en la suave penumbra y respondió:
-No son cosas, son palabras.
Los padres encendieron la luz y descubrieron que Gabriel había ordenado los objetos según sus iniciales. Había estado haciéndolo todo el tiempo; el alfabeto era el secreto de su juego. Esa fue la primera versión de la Enciclopedia.
De Santis, P.: Enciclpedia a la hoguera. Buenos Aires, Colihue, 1995.
19 de mayo de 2010
TeneLe en cuenta
Son las diez y media de la mañana y estoy en la clase de francés. Como se darán cuenta, no presto la menor atención., prefiero contarles lo que vino ocurriendo estas últimas semanas. (p. 9)
Este afuera transforma al personaje, el cual rompe sus estructuras sistemáticas de la disciplina, en la medida en que rompen los preceptos que lo cercan y que obturan su visión del mundo. El recreo, entonces, como dispositivo central del texto implica un alejamiento de las responsabilidades académicas, del compromiso y abre un nuevo horizonte de expectativas con el que pueden repensarse los esclerosados sistemas escolares:
“Pertenezco al grupo de los sacrificados. Los que aceptan la tesis de que el hombre fue expulsado del paraíso y, con mucho esfuerzo, puede volver de vez en cuando. Aslamim es del grupo de los afortunados; esa gente que, en el supermercado, siempre está en la cola de los que avanzan más rápido. Aslamim tiene suerte con todas las chicas, créanlo, es así. Con todos. Si a ustedes les gusta una chica, tengan por seguro que a ella le gustaría Aslamim. Como no puede salir con todas, algunas quedan para el otro grupo, el mío.” (p. 10)(…)LE ganabas fácil –dijo- ¿Qué te paso?-Es largo de explicar. Pero fundamentalmente no sé. -¿No te querés acostumbrar a ganar?-Vos sabés que yo tengo teorías muy sólidas acerca de los que ganan y los que pierden, pero se me están resquebrajando. Creo que voy a ponerme a estudiar la teoría de la relatividad.(P. 102)
RecomendaLE un libro para LEer
Sobre un libro que LEi, enseñanzas de una madre a sus hijos.
Capítulo 2
Esa mañana lluviosa, fui a buscar a mi pequeña al colegio, antes del horario de salida a fin de evitar la congestión de autos, transportes escolares y de personas que siempre provoca un día lluvioso.
Al llegar al grado de mi hija, cursa 3º, me recibe la maestra, quien al verme realizó una breve catarsis de su jornada con los niñitos, rápidamente empezó a comentarme que seis alumnitos llevan nota de la directora a sus casas por mal comportamiento, en especial uno que estaba peleando, miró fijamente a mis ojos y señaló discretamente al compañerito de banco de mi niña. Inmediatamente pensé “…uh y ahora que macana se mandó mi hija…”, la maestra muy consternada y en su locuaz reseña de los acontecimientos, nuevamente clava su mirada en mis ojos e intenta consultarme, como madre, o simplemente como otro ser normal que transita por el planeta tierra, ¿qué está pasando con los niños que no respetan y no hacen caso?, rápidamente apelé a “googlear” en mi PC (Poco Cerebro) para dar con la respuesta exacta: “…los niños con problemas de conducta manifiestan la falta de límites que no reciben de sus padres, pero no ese tipo de límite porque sí, con penitencias o palizas… como padres poder decir NO en el momento justo…deben sentirse queridos, cuidados y tener esa capacidad de tolerar la frustración…los niños que no respetan la maestra o a otros adultos es un niño que ha perdido el respeto a sus padres, la causa está en la casa mae”, le respondí. Con su penetrante, y tal vez, breve y calmada mirada, asintió en coincidir con la respuesta brindada y para tranquilizarla un poco más le dije: “prometo buscarle material y acercarle”.
Este episodio habrá durado apenas 5 minutos, pero para mi hija fueron eternos, allí estaba ella con su carita de “dale, vamos ma”. En el auto camino a casa pensaba: Una vez más gracias a un buen libro logré la respuesta exacta para el momento justo, pues si tenía que empezar a guitarrear los motivos que justificaran por que los chicos de hoy no respetan a la maestra, quizás hubiera quedado congestionada junto a todo ese caos de tránsito que tanto quería evitar.
Rotenberg, Eva: Hijos difíciles-padres desorientados. Padres difíciles-hijos desorientados. 1ª Ed.- Buenos Aires: Lugar Editorial, 2007.